En Colombia, cada día nace un nuevo emprendimiento. Desde una señora que empieza a vender postres en su barrio hasta un joven que abre una tienda virtual. Emprender se ha convertido no solo en una salida económica, sino también en un acto de valentía, de fe en uno mismo y, por qué no decirlo, en un verdadero aporte al desarrollo del país.
Porque sí, cuando alguien emprende, no solo está pensando en su bienestar personal. También está generando empleo, moviendo la economía local, resolviendo problemas concretos de su comunidad. Emprender, en estos tiempos, es una forma poderosa de sacar adelante al país desde abajo, desde lo cotidiano.
Pero hay una realidad que no podemos ignorar: la mayoría de emprendimientos en Colombia no sobrevive más de cinco años. Y no siempre es por falta de esfuerzo o pasión. Muchas veces es por falta de herramientas. Porque una cosa es tener una buena idea, y otra muy distinta es saber gestionarla como un verdadero negocio.
Gestionar un emprendimiento implica dominar varias áreas claves. Y no, no hay que ser experto en todo, pero sí entender lo mínimo para tomar buenas decisiones. Por eso es importante hablar de cinco pilares fundamentales: finanzas, planeación, marketing, talento humano e inteligencia artificial.
Las finanzas son el corazón del negocio. Muchos emprendedores venden, pero no saben si están ganando o perdiendo. No conocen sus costos reales, no llevan cuentas claras, mezclan los gastos del hogar con los del negocio. Saber cuánto cuesta producir, cuánto queda de utilidad y cómo manejar el flujo de caja es básico para que el negocio no se ahogue en sus propias deudas.
La planeación, aunque suene a algo aburrido, es la brújula. Emprender sin plan es como manejar sin dirección. Basta con una hoja donde escribas qué vas a vender, a quién, cómo y con qué recursos. Tener un norte evita que te desgastes probando mil cosas al tiempo sin resultados.
El marketing y las ventas son el puente entre tu producto y el cliente. No basta con tener algo bueno si nadie lo conoce o si no sabes explicarlo. Entender a tu cliente, hablar su idioma, saber por qué te elige y cómo llegarle es parte del trabajo diario del emprendedor. Y en Colombia, donde muchos mercados son informales o locales, eso implica cercanía, creatividad y persistencia.
Ahora bien, estamos en la era digital, y el marketing digital y la inteligencia artificial ya no son un lujo. Son herramientas al alcance de cualquiera que quiera aprender a usarlas. Hoy puedes crear contenido, automatizar tareas, generar ideas o incluso escribir textos con ayuda de la tecnología. No se trata de reemplazar lo humano, sino de apoyarse en lo digital para crecer con menos esfuerzo.
Finalmente, el talento humano y la atención al cliente hacen la diferencia. Muchos emprendedores trabajan solos al inicio, pero con el tiempo deben aprender a delegar, a liderar, a construir cultura. Y algo esencial: entender que un cliente feliz no solo vuelve, también te recomienda, y eso vale más que cualquier publicidad.
En las próximas semanas estaré compartiendo contenidos prácticos y herramientas para fortalecer cada uno de estos pilares. Porque emprender no es solo vender, es construir, proyectar y sostener. Y si lo hacemos bien, con conocimiento y estrategia, no solo crecemos nosotros. También crece el país.
Fernando Basto Correa
Consultor, conferencista y empresario
www.fernandobasto.com | @fernandobastoconsultor